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Agua virtual y huella hídrica

Profundizar en ambos conceptos y en las visiones encontradas que generan.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Dr. Miguel Doria

Agua virtual: este concepto tiene múltiples aplicaciones e implicaciones a diferentes niveles (personal, cuenca, etc.). A nivel internacional, el comercio de bienes permite satisfacer la demanda de agua en zonas o países que enfrentan una escasez de agua, adquiriendo productos que requieren grandes cantidades de agua para su producción; superando así la disponibilidad geográfica desigual de agua – lo que implica una transferencia de ‘agua virtual’ a corta o larga distancia (p.ej. industrias manufactureras en países de América que exportan bienes al Medio Oriente). Así bien, conocer los flujos de agua virtual que entran y salen de un país o de una cuenca hidrográfica pueden reflejar la situación real del agua en el respectivo país o cuenca (este concepto está íntimamente relacionado con la economía del agua) – lo que permitiría mejorar la gobernanza del agua desde otra perspectiva.

<style=»text-align: justify;»>A medida que los alimentos y otros productos se comercializan a nivel internacional, su huella de agua los sigue en forma virtual. Esto nos permite vincular la huella hídrica de la producción (refiere a la cantidad de agua directa o indirectamente para producir un bien), con la huella hídrica del consumo (cantidad total de agua dulce requerida para la producción de bienes y servicios consumidos por un individuo), sin importar el lugar en que se produzcan los bienes. La huella hídrica, es entonces un instrumento útil para trazar un mapa del impacto del consumo humano sobre los recursos de agua dulce globales. El concepto tiene una variedad de aplicaciones. Se debe destacar que en general América Latina tiene una cantidad más elevada de agua per cápita que cualquier otra región. A nivel comercial esto constituye cada vez más una ventaja estratégica, incluso para Uruguay que es uno de los principales exportadores de agua virtual a nivel mundial6. Por ejemplo, cuando Uruguay exporta 1kg de carne vacuna a China, exporta más de 500g de H2O (45% a 75%), y para lo cual necesitó de aproximadamente 15,000 l para su producción (en su mayoría ‘agua verde’. Consultar: App I-4

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Fuente: wp.iwaponline.com/content/5/2/179


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¿Hay experiencias en el mundo de contemplación del agua virtual en procesos comerciales? El volumen de agua utilizado en la exportación de alimentos, ¿es tenido en cuenta en el costo global?, ¿se podría usar?, ¿hay experiencias al respecto?

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Dr. Miguel Doria

El volumen de agua utilizado no está reflejado normalmente de forma adecuada en el costo real de los productos, debido a subsidios y otros factores. Se podría usar, pero las implicaciones deberían ser bien consideradas, para maximizar los beneficios y reducir externalidades.

Parece interesante incorporar el concepto de “huella hídrica” a la hora de pensar el agua como bien común. ¿Cómo podrían compensar su huella hídrica los “grandes usuarios”? ¿Lo hacen en algún caso? ¿Cómo?

Respuesta de la integrante del Grupo Asesor Ing. Agr. Anahit Aharonian

Propongo reflexionemos sobre este punto: el excesivo consumo de agua ¿se compensa recibiendo dinero a cambio? Pensemos sobre el concepto de «recurso renovable» y pongamos en consideración si el agua que se fue será realmente renovable.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Dr. Miguel Doria

A nivel de abastecimiento de agua por compañías de agua, sí; muchas veces lo hacen directamente debido a tarifas agravadas para consumos superiores y directa o indirectamente al subsidiar pequeños consumos de populaciones más pobres. Compensar la huella hídrica en general es un proceso complicado. Sin embargo, en algunos casos, grandes usuarios pagan cierto monto por el agua utilizada, del cual una porción es colocada en fondos especiales (pueden ser gestionados por dichos usuarios) para la mejora de los recursos hídricos en su cuenca. Ejemplos de esto pueden encontrarse en proyectos de reforestación de cuencas, en aportes financieros legalmente obligatorios para educación e investigación sobre áreas relativas al agua (incluso en el tema de eficiencia hídrica), y en programas que apunten al fortalecimiento de capacidades.