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Preguntas: Sobre el Plan Nacional de Aguas 2

gestión de recursos hídricos

En la discusión sobre la gestión de los recursos, ¿debería incluirse su vinculación con los modelos de desarrollo?, ¿cómo? ¿Cómo debería incorporarse la preocupación y medidas propuestas en relación a la gestión del agua en cualquier política de desarrollo? Teniendo en cuenta, además, que algunos Planes Nacionales pueden entrar en contradicción.

Respuesta de DINAGUA

La política de aguas está establecida en la ley, y el plan es un instrumento de esa política. Debe considerar las políticas nacionales en todo lo que concierna al agua dentro de territorio nacional y en las cuencas compartidas con otros países. En este contexto, la gestión de las aguas está asociada al desarrollo del país en todos sus aspectos sociales y económicos, atendiendo al cuidado del ambiente con énfasis en la sustentabilidad. Los principios de la política de aguas y las herramientas para su aplicación explicitan el modelo para la gestión de las aguas que el país ha resuelto promover, contando con la aprobación en el Parlamento de todos los legisladores.

Respuesta de la integrante del Grupo Asesor Ing. Agr. Anahit Aharonian

Sí, obviamente, entendemos que el cambio de uso del suelo es el eje de este punto: Los tiempos que establece la demanda del mercado internacional en relación con los tiempos que exige el suelo en reponer su fertilidad, conducen inevitablemente a su degradación. Este cambio de uso del suelo, es un proceso económicamente no siempre visualizado, que involucra entre otros, un incremento de la pérdida de la cobertura natural de pradera y con ello, la pérdida de poros del suelo y el aumento del escurrimiento superficial, y consecuentemente la pérdida de suelo por erosión. Esta diferencia de «tiempos» es el resultado del uso de variedades transgénicas del paquete tecnológico asociado: aumento de transferencia de energía mecanizada, aumento del control biológico mediante el uso de herbicidas, plaguicidas, y también fertilizantes fosforados y nitrogenados. Adjunto [1] un trabajo en proceso de ser publicado por la Red Waterlat-Gobacit en el marco de una ponencia realizada durante una Reunión de la RED, en la Universidad Nacional General Sarmiento (UNGS) de Argentina. Allí abundamos en explicaciones accesibles y extensas que entendemos fundamental conocer (incluidos los impactos de las plantaciones forestales, etc.).

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Dr. Rafael Arocena

Se trata de una pregunta crucial, que me he planteado varias veces. En principio creo que son temas que deben tratarse independientemente. La gestión es un tema técnico para cuyo tratamiento (exitoso) se requiere de diversos conocimientos y experiencia profesionales. Esto no significa que no puedan o deban participar los ciudadanos comunes, actores locales, organizaciones sociales, etc., pero necesariamente tienen que apoyarse en el conocimiento acumulado y sistematizado de las múltiples disciplinas implicadas. Los modelos de desarrollo son en cambio opciones político-ideológicas, que eventualmente competen a todo ciudadano, que en un sistema democrático debe tener la libertad de elegir, expresarse e informarse. Finalmente -y simplificando mucho-, la mayoría de los ciudadanos serán los que decidirán con su voto qué modelo de desarrollo prefieren.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Víctor Bacchetta

Esa vinculación debe provenir, en primer lugar, del diagnóstico de los problemas que están atravesando los recursos hídricos, porque al conocer las causas que los han provocado estaremos en mejores condiciones para solucionarlos. Para que ese diagnóstico sea factible, deben existir datos continuos y sistemáticos de todas las fuentes capaces de emitir elementos contaminantes. La primera tarea para una gestión eficiente es contar con información completa y segura del problema. Las aguas, así como los suelos y el aire, son esenciales para la vida y, por lo tanto, su preservación debe estar por encima de cualquier política y plan de desarrollo. Es la prioridad uno, no puede haber planes contradictorios con la gestión de las aguas.

Respuesta de la integrante del Grupo Asesor Dra. Gianella Bardazano

Si se adopta el enfoque de derechos, un modelo de desarrollo con perspectiva de derechos estaría constituido por un marco conceptual que desde el punto de vista normativo se base en las normas internacionales de derechos humanos, y que desde el punto de vista operacional se oriente a la promoción y protección de los derechos humanos. En ese sentido, la normativa del sistema internacional de derechos humanos (reglas, principios, estándares, directivas, etc.) deberían plasmarse o constituir un elemento central en los planes, políticas y procesos de desarrollo del país. Entre esos elementos, hay algunos principios básicos: la igualdad y la equidad, la rendición de cuentas, el empoderamiento, la participación, la no discriminación y la prestación de atención a los grupos o poblaciones vulnerables.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Ing. Agr. José Bonica

La gestión debe estar alineada con los modelos de desarrollo, obvio. La gestión, la parte operativa de un proyecto, debe coincidir con el objetivo que llevó a tomar la decisión política original de embarcarse en ese determinado proyecto. Es el rol de la gestión: lograr las metas deseadas.

Respuesta de la integrante del Grupo Asesor Ing. Quim. Isabel Dol [2]

Consideramos que sí pero creemos que hay otros actores con mejor perfil para contestar esta pregunta.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Dr. Miguel Doria

La gestión de recursos naturales puede darse en diferentes contextos y para diferentes propósitos (p.ej. para recreación, actividades industriales, irrigación, etc.). Sin embargo, la idea central de la gestión del agua es (o debe ser) el logro de la seguridad hídrica y el desarrollo sostenible. Este enfoque en la seguridad hídrica y el desarrollo sostenible tiene una serie de implicaciones, demasiados vastas para desarrollar en el ámbito de esta pregunta. Por ejemplo, la gestión de recursos debe recaer sobre el componente de la integración, y desarrollarse en el marco trazado por la Agenda 2030, haciendo frente a los objetivos de desarrollo sostenible y metas allí planteados. Se hace también necesario que la gestión de recursos hídricos se dé en instancias locales, nacionales e internacionales.

La integración de la gestión del agua en cualquier política de desarrollo, requiere de una coordinación estratégica a nivel vertical y horizontal con el fin de generar sinergias en los objetivos trazados por los diferentes planes nacionales. En cuanto a las contradicciones que se generan a partir de los planes nacionales, deben ser identificadas y corregidas. Por ejemplo (comentario en general que puede no aplicar a países específicos), algunos subsidios para la agricultura deben ser revisadas para que los apoyos concedidos promuevan (o al menos no perjudiquen) el uso eficiente del agua y agroquímicos.

El modelo de desarrollo es importante. Un plan de agua presentado por un gobierno entiendo está enmarcado con los planes generales del gobierno. No veo en qué caso los planes nacionales entran en contradicción si todos están bajo el mismo plan de gobierno.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Dr. Néstor Mazzeo

Idealmente el Plan Nacional de Aguas debe estar incluido dentro de la Política de Desarrollo Nacional, de forma explícita y con la mayor base de acuerdo político posible. La gran dificultad radica en que no tenemos la capacidad de generar consensos políticos amplios en la materia por las profundas diferencias inter e intrapartidarias. En este contexto, es importante incorporar las lecciones del proceso de diversificación de la matriz energética.

Respuesta de la integrante del Grupo Asesor Q.F. Raquel Piaggio

Para que el desarrollo sea sustentable, debe atender conjuntamente el desarrollo productivo, socio-cultural y ambiental. El país ya hizo la opción por un modelo de desarrollo sustentable, basado en los 3 pilares, con mirada amplia y de largo plazo. De hecho el Plan está siendo construido de modo participativo, atendiendo el desarrollo sustentable, entre otras, en las proyecciones de uso del agua y en las directrices estratégicas.

Respuesta de la Ec. Lucía Pittaluga (Dirección de Prospectiva de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto)

Estamos haciendo ejercicios de prospectiva en cinco áreas y el agua surge en varios ámbitos (en tema de los valores, en tema demográfico, en tema productivo, en tema territorial). Los ejercicios prospectivos anticipan futuros posibles. Nosotros estamos intentando coordinar con los planes que ya existen, pero bueno, esto es una tarea ardua ya que coexisten, como bien dice la pregunta, planes contradictorios, con diferentes horizontes y alcances territoriales.

Estos son los diez complejos productivos en los que el uso del agua para fines productivos es un punto estratégico. 

diez complejos productivos en los que el uso del agua para fines productivos es un punto estratégico.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Jorge Ramada [3]

El documento define a la gestión de recursos hídricos como “la implementación y aplicación de prácticas para la planificación, desarrollo, distribución y utilización del agua más eficaz, cuantitativa y cualitativamente hablando”. Sin embargo, esta es una definición genérica, con base en la gestión empresarial. Si ésta está basada en el lucro, sin protección del interés general, entonces el modelo de desarrollo va a estar pautado por la maximización de la ganancia de los privados. No existe una buena gestión en abstracto. La gestión debe responder a objetivos y metas que surjan de una política (o modelo) de desarrollo. La buena gestión debe ser una concreción acorde a ese modelo. El tema es quién determina en última instancia el modelo: ¿el consenso con participación ciudadana con soberanía alimentaria y lo más autónomo posible; o las tendencias del mercado que exporta agua sin pagarla y desconoce a los productores familiares? Una gestión acorde con el interés general, entre otras cosas, debería implementar ya el pago del canon del agua como pago del uso de un bien común, público. La armonía total no existe, por tanto es lógico que se presenten contradicciones entre diferentes planes. La gestión debe procurar la resolución correcta de las contradicciones, estableciendo prioridades en función de la política (modelo) de desarrollo.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Ing. Luis Reolon[4]

Sí, entiendo que debería incluirse la vinculación, no sé si específicamente a «modelos de desarrollo» porque esto es un concepto muy amplio, sí mejor la vinculación con distintos usos del suelo fundamentalmente. En cuanto a la vinculación con las políticas de desarrollo y/o Planes Nacionales, entiendo que hay una herramienta muy específica para esto que es la Evaluación Ambiental Estratégica, que hoy solo se utiliza para los Instrumentos de Ordenamiento Territorial, pero que podría extenderse a aquellos planes que tengan (por ej.) significativo impacto sobre los recursos hídricos.

En la discusión sobre la gestión de los recursos, ¿debería incluirse su vinculación con los modelos de desarrollo? ¿Cómo?

Sí. Es muy difícil pensar en cómo incluir la gestión de los recursos, cuando en realidad la discusión primaria en este aspecto debería ser qué modelo de desarrollo quiere un país. Hay modelos de desarrollo que no son amigables con el ambiente ni con los recursos, por lo tanto es una pregunta que así planteada no tiene respuesta desde mi punto de vista. Primero lo primero.

¿Cómo debería incorporarse la preocupación y medidas propuestas en relación a la gestión del agua en cualquier política de desarrollo?

Vuelvo sobre lo anterior. Sin embargo, y visto que la realidad que nos toca es esta y con este modelo de desarrollo, la forma de que la preocupación sea tenida en cuenta es con una sociedad informada primero y empoderada del tema después, para hacer valer las opiniones (el caso Aratirí es un buen ejemplo de cómo las preocupaciones sociales sobre el agua pueden tener incorporarse en la agenda política y pública). Y en cuanto a cómo se incorporaría las medidas en relación a la gestión de agua, teniendo en cuenta la estructura actual, sería por lo menos necesario que todo el andamiaje de comisiones de cuenca, consejos regionales y/u otros organismos que puedan surgir una vez aprobado el Plan Nacional de Aguas, tengan poder de decisión. Por otro lado, habría que transmitir al plano local y del tercer nivel de gobierno el poder de decisión sobre el territorio y que en esos ámbitos también exista una apuesta a la generación de conocimiento que permita a las comunidades debatir, proponer y resolver cuestiones de gestión con propiedad.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Dr. Javier Taks

La pregunta inicial es: ¿de acuerdo a la lógica de la acumulación de capital es posible resolver la contradicción con la naturaleza externa – incluidas las aguas,  en un marco nacional? La respuesta sería: cuanto más autónomo sea un país para decidir su inserción económica y geopolítica  internacional más chance tendrá de resolver positivamente la contradicción (aunque nada lo garantiza). Si un país se inserta dependientemente en la división internacional de trabajo como productor de materias primas o como productor de manufacturas cuyos procesos generan contaminación y degradación ambiental será muy difícil que logre resolver la contradicción a nivel nacional.  En todo caso, podrá escoger entre los límites que vienen dados desde fuera entre las formas de producción más o menos degradantes. Poder elegir con mayor autonomía la inserción internacional es la base para poder discutir la gestión de los recursos en el mundo interdependiente que vivimos.

Luego, sería necesaria una fuerte jerarquización de la gestión del agua en todo el estado y el estado social ampliado. Imaginar el país inserto en el mundo con la consigna: hacemos la mejor gestión de agua del mundo, por lo tanto no estamos dispuestos a autorizar formas de producción y consumo que nos desorienten de ese principio, incluso a riesgo de un menor crecimiento económico.  Apostamos nuestras capacidades intelectuales en crear y mantener la mejor gestión del agua del mundo, en su interconexión con el derecho humano al agua y la reproducción de un ambiente sano.

Respuesta del integrante del Grupo Asesor Ing. Rafael Terra 

El Plan Nacional de Agua debe velar con claridad por la sustentabilidad del recurso y de los sistemas ambientales que sostiene. Además de dar orientaciones y expresar deseos, un Plan debe ser accionable y no puede pretenderse dirigir la política general de desarrollo desde un Plan de Agua. Es preferible que sea menos pretencioso, pero eficaz en la concreción de los objetivos que sea plantea, a que pretenda determinar, sin éxito, el modelo de desarrollo. Ciertamente que cualquier Plan de Aguas impondrá restricciones y limitantes a algunos tipos de desarrollo que presionen sobre el recurso, y está bien que así lo haga, pero son demasiadas las variables y la incertidumbre asociadas a la definición siempre ambigua de modelos de desarrollo como para intentar siquiera definirlo desde una política de aguas.

 


 

[1] Ver: Aharonian, A; Céspedes, C; Piccini, C; Piñeiro, G, «Cambio de uso del suelo, impactos en los recursos hídricos… ¿un proceso de (des)integración regional?» en: José Esteban Castro, Gustavo Kohan y Alice Poma (Eds.), Territorialidades del Agua: Conocimiento y Acción para Construir el Futuro que Queremos, Buenos Aires: Ediciones de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y Red WATERLAT-GOBACIT. En prensa.

[2] Los aportes de la Ing. Quim. Isabel Dol son generados junto a su equipo de trabajo de la Facultad de Química nombrado para evaluar el Plan Nacional de Aguas.

[3] Los aportes de Jorge Ramada son elaborados colectivamente en la Sub-comisión de Medio Ambiente de la Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente del PIT-CNT.

[4] Los aportes del Ing. Luis Reolon son generados junto a su equipo de la DINAMA.